Desde que el investigador y psicólogo Howard Gardner demostrara la existencia de al menos, ocho tipos de inteligencia, la pregunta recurrente a la que trataban de dar respuesta infinidad de test de medición “¿Cuánto eres de inteligente?” ha dado paso a “¿En qué eres inteligente?”.
El cambio de fórmula supone el reconocimiento de la diversidad como valor. Supone abandonar el histórico intento, estéril y segregador, de medir la inteligencia de una persona bajo un modelo de inteligencia única.
Supone, en definitiva, reconocer con valor científico algo que parecía obvio para muchos educadores; que la inteligencia de cada escolar se manifiesta en diversas facetas distinguibles entre sí.
Gardner y sus colaboradores de la Universidad de Harvard advirtieron que el rendimiento académico no era un factor decisivo para conocer la inteligencia de una persona, y lograron demostrar la existencia de diferentes tipos de inteligencia, llegando a la conclusión de que una persona tiene uno o varios talentos educables.
Este descubrimiento ha supuesto una auténtica revolución en el mundo de la psicología, así como reconocimiento y distinciones, entre las que destaca el premio Príncipe de Asturias en 2011. Ha supuesto la configuración de un nuevo paradigma educativo. Y supondrá, por ende, la restructuración del modelo de enseñanza y aprendizaje.
La inteligencia dominante en escritoras, escritores, poetas y poetisas, expertos en comunicación y oradores en general. Destacan las capacidades de leer, escribir, hablar y escuchar. Corresponde a personas con intereses en la lectura, los idiomas, la narración, la escritura, la comunicación, las funciones del lenguaje o los debates. La actividad cerebral se concentra en el hemisferio izquierdo.
El razonamiento, el cálculo, la formulación y verificación de hipótesis, la estructuración de elementos para realizar deducciones y razonamientos, son las capacidades vinculadas a esta inteligencia. La actividad cerebral se concentra en el hemisferio izquierdo y suele destacar en personas metódicas con intereses en la economía o la ciencia.
Destaca en personas con alta capacidad de pensar y crear un modelo mental del mundo en tres dimensiones. Esto supone habilidades para el cálculo espacial y el uso de sistemas simbólicos. Coincide con la inteligencia dominante en cineastas, fotógrafos, artistas, arquitectas y arquitectos, diseñadoras y diseñadores o publicistas. La actividad cerebral se acentúa en el hemisferio derecho.
La primera inteligencia que se desarrolla y la última que se pierde. Implica las capacidades de escuchar, cantar, seguir un ritmo o tocar instrumentos. Es el potencial destacado en músicos, cantantes o cualquiera con habilidad para apreciar, transformar y expresar formas musicales. Tradicionalmente se ha ubicado la actividad cerebral en el hemisferio derecho, parece que el gran beneficiado es el cuerpo calloso que comunica ambos hemisferios.
Se asocia a individuos con gran capacidad de observación e interés en el estudio de la naturaleza. Añadida posteriormente, en 1995, tiene una estrecha relación con la inteligencia lógico-matemática en cuanto a las capacidades de ordenación y clasificación, por lo que el razonamiento e investigación en este caso es más empírico y menos abstracto que en matemáticos. Concuerda con personas interesadas en la biología, la botánica o la zoología.
El cuerpo, el movimiento y la experiencia directa son los canales predilectos de las personas con gran Inteligencia Cinético-corporal. Suele coincidir con personas con capacidades destacadas en coordinación, flexibilidad o equilibrio, que prefieren los procesos táctiles y cinestésicos para adquirir información, comprender el mundo y actuar en él. Es el potencial en actores y actrices, deportistas, cirujanas y cirujanos, escultores o amantes del baile.
La llamada Inteligencia Social es la encargada de manejar las relaciones humanas. Se relaciona con personas con capacidad especial de empatizar y entender a los demás. Suele ser el potencial destacado en psicólogas y psicólogos, docentes o quienes demuestran alta capacidad de liderazgo y trabajo en equipos. Respecto a la actividad cerebral parece que los lóbulos frontales desempeñan un papel importante en estos aspectos.
Es la inteligencia más flexible en las posibilidades de desarrollo en el tiempo. Se relaciona con personas con un autoconocimiento profundo y rico, ademas se manifiesta con capacidades de reflexión, autocontrol y gestión emocional.
Es una inteligencia muy funcional para cualquier área de nuestra vida ya que incluye las capacidades de definición de metas, evaluación de necesidades y potenciales, o planificación.
